“Soy artesana. Tardo una semana en tejer una mochila y me pagan 10.000 pesos por cada una. Con ese dinero solo puedo comprar una libra de arroz y media libra de azúcar. Perdí a mi hijo de un año por desnutrición aguda severa, debido a la falta de proteína en nuestra dieta diaria. El acceso a servicios médicos en mi comunidad es muy limitado por lo que tuve  que hospitalizar a mi niño en Barranquilla.  Hoy todavía estoy endeudada con lo que tuve que pagar para trasladar el cuerpo de mi bebé de  Barranquilla hasta acá. No puedo ir a una gran ciudad a trabajar, porque yo hablo Wayunaiki, no hablo español”