La pobreza es una de las principales causas del hambre. Actualmente, diversas organizaciones a nivel mundial, pretenden   generar conciencia sobre la necesidad de suprimir la pobreza y la mendicidad en todos los países, a través de políticas coordinadas y sustentables.

La importancia de esta tarea, está consignada en los Objetivos de Desarrollo de Milenio – ODM,  en la que una gran parte de los jefes de estado de diferentes países, asumieron el compromiso de reducir el número de habitantes que sobreviven en situación de pobreza extrema. Este tema se ha convertido progresivamente en una prioridad de la agenda mundial, y ha servido como un filtro para entender las diferentes concepciones que existen en las culturas sobre el fenómeno de la pobreza y, en consecuencia, las acciones que se despliegan para su mitigación.

En Colombia, tenemos 21 millones de personas, casi la mitad de la población, viviendo en la pobreza, y una tercera parte, 7.4 millones, equivalente a la población total de Bogotá, viviendo en pobreza extrema.

Según los reportes del Departamento Administrativo Nacional de Estadística DANE, en 2020 el 42,5% de la población estuvo en condición de pobreza. Esto implica que hubo un aumento respecto a las cifras del año 2019 que se ubicaban en 35,7%. Como lo explica en DANE, la línea de pobreza en el país se encuentra en $331.688 COP mensuales, y más de 21,02 millones de personas subsisten con un ingreso inferior a esa línea.

Los registros más altos en cuanto a pobreza se presentan en las grandes ciudades. En Bogotá, por ejemplo, 3.3 millones de personas viven en condición de pobreza. Le siguen Antioquia con 2,32 millones, Valle del Cauca con 1,67 millones, Bolívar  suma 1,71 millones, Córdoba 1,092 millones y Atlántico que cuenta 1,04 millones.

No obstante, la incidencia de pobreza ubica otros departamentos en la lupa: La Guajira con un 66,3% de su población que vive en condiciones de pobreza; el Chocó asciende al 64,6% y Magdalena cuenta con un 59,8% de su población en situación de pobreza.

Efectivamente, la pandemia del Covid-19 y sus efectos directos fueron determinantes para que estas cifras se elevaran. Una de las consecuencias directas de la pobreza es el hambre, a su vez, el hambre es un perpetuador de los círculos y las condiciones de pobreza. Es un ciclo difícil de interrumpir, y por eso los Bancos de Alimentos de Colombia trabajamos cada día de manera incansable en la lucha contra la erradicación del hambre. La pobreza no solo es económica, si erradicamos el hambre, estamos cerrando las brechas de la miseria y entregando esperanzas y oportunidades a las comunidades más desfavorecidas y vulnerables.

Necesitas ayuda? Escribe acá